
Significado armonioso de casi todo en este mundo
¿El Universo, el Sol, la Tierra, la Vida, la Humanidad… y todo cuanto hay en la Naturaleza tienen un comienzo y tendrán un final?… ¿En el mundo que conocemos acontecen hechos y sucesos que son como son y, así seguirán siendo, al tiempo que otros sí que podemos cambiar o bien reconducir, con adulta serenidad?… ¿Dónde y cuándo apareció el cerebro del sapiens terrícola?… ¿La inteligencia consciente que emerge de nuestro cerebro es capaz de entender, razonar y aceptar con sabiduría el significado armonioso del mundo, la vida, el envejecimiento y la muerte?… ¿Podemos aprender el arte de vivir en armonía con las leyes naturales y en paz respetuosa como el secreto para conseguir la felicidad?… Son algunas de las grandes preguntas que más de una vez nos hacemoa y cuyas respuestas no son únicas ni simples, tampoco excluyentes y mucho menos dogmáticas e impositivas. Muy al contrario, admiten interpretaciones abiertas, variadas, reflexivas y críticas aprendidas del entorno cívico familiar, educativo social y formativo institucional.
Sin embargo, se trata de cuestiones cuyas respuestas han sido reservadas exclusiva y tradicionalmente a la intervención de fuerzas misteriosas, o bien de seres inteligentes con extraños poderes extranaturales. Pero, el saber científico ha ido avanzando, poco a poco, en información y conocimientos de los sistemas que conforman el mundo natural: físicos nucleares y atómicos, geoquímicos y biológicos celulares, humanos socioculturales, neurológicos mentales y hasta psico emocionales. De modo que la Ciencia contemporánea tiene algunas respuestas que nos permiten abrir un nuevo debate sociocultural sereno, crítico e incluyente con capacidad de reinventar nuevas formas de estar en el mundo y de vivir la vida con dignidad personal y paz social equitativa.
Francis Bacon junto a otros ilustres personajes del Renacimiento cultural y de la Ilustración filosófica occidentales como: Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Galileo Galilei, Tycho Brahe, Johannes Kepler, Francesco Redi, Blaise Pascal, Lazzaro Spallanzani, Antoin Lavoisier, Nicolás Steno… e Isaac Newton avanzaron en el conocimiento de los fenómenos, hechos y acontecimientos que ocurren en el mundo natural. Recientemente, Michael Guillen -en Cinco ecuaciones que cambiaron el mundo, 2010- recuerda que fue el comienzo de una época decisiva para los progresos posteriores y contemporáneos del saber teórico científico y aplicado tecnológico de los sistemas naturales inertes en permanentes cambios transformistas. En su opinión período que: Abarcaría desde los inicios de la llamada revolución científica pasando por la Edad de la Razón, la Ilustración, la Ideología y el Análisis. Épocas en que la Ciencia ha ido desmitificando cada uno de los antiguos elementos [esenciales y misteriosos]: tierra, aire, agua, fuego y éter.
A comienzos del siglo XIX, Jean Batiste Lamarck -en Filosofía zoológica, 1809- amplió la revolución científica renacentista e ilustrada a los cambios transformistas observados en los sistemas biológicos. Ahora bien, al no dar pruebas sólidas de verificación, sus intuiciones hipotéticas no alcanzaron el rango de teoría científica probada. Poco después, ya en la segunda mitad del siglo XIX, el teólogo anglicano y autodidacta naturalista, Charles Darwin, avanzó en los cambios biológicos comprobando inferencias las intuitivas con datos y pruebas obtenidos de los sistemas biológicos. Al tiempo, que fundamentó sus explicaciones intuitivas en dos pilares científicos, entrelazados e interactuantes. Uno, en el modelo abstracto matemático evolutivo del Árbol de la vida a la vez unificador, diversificador y fortuito de los fractales en los sistemas biológicos. Y dos, en el proceso necesario de la Selección natural que actúa de árbitro neutral al favorecer, o bien perjudicar, a los seres vivos aspirantes a participar en la rueda de la vida. Defendió sus tesis en dos publicaciones que han revolucionado el avance de la Ciencia contemporánea. La primera, referente al fenómeno de la vida en general -en El origen de las especies por Selección natural, 1859. Y doce años más tarde al hecho concreto del linaje humano -en El origen del hombre y la Selección natural con relación al sexo, 1871.
La realidad del momento histórico por el que atravesamos es de alto riesgo para un futuro más bien próximo, pues a los acontecimientos referentes a la cantidad numérica de humanos que desbordan el planeta de manera insostenible, demográfica y ecológicamente, debemos añadir el desigual e injusto reparto de la riqueza natural, económica, cultural y tecnológica de la superpoblada comunidad humana. Hechos y acontecimientos ya denunciados en el informe que Intermón Oxfam en el Foro Económico Internacional de Davos en 2011. A saber, que en poco más de cuarenta años, entre 1970 y 2011, la población humana se ha duplicado pasando de tres mil quinientos a siete mil millones. Y que las predicciones de mantenerse el ritmo de crecimiento del 0.9 %, durante la década 2050/60 se superarán los diez mil millones de personas hacinadas en grandes urbes donde la pobreza, la ignorancia, el miedo, el hambre, la miseria y la angustia por la supervivencia, del día a día, actuarán de manera implacable de no cambiar hábitos, actitudes, actuaciones… y modelos de vida.
El mismo informe de Intermón Oxfam vaticinó desigualdades provocativas e insultantes para la inteligencia y dignidad humanas. Por ejemplo, su pronóstico para 2016 era que, en el caso de continuar al alza la tendencia bipolar social, cultural y económica, el 1% de la población consumiría más recursos naturales y acumularía más riqueza económica, medios socioculturales y de supervivencia que el 99 % restante de la gente… Predicción bipolar social, económica y cultural alcanzada, ampliamente, en el momento actual y que supone que un sólo personaje de las élites oligárquicas privilegiadas del momento consume el equivalente a diez millones de conciudadanos que tienen problemas de subsistencia. Las consecuencias de un reparto tan vergonzoso como injusto de la riqueza natural comunitaria evidencian una bipolaridad de la sociedad humana insostenible entre unos pocos ricos riquísimos y la inmensa mayoría de gentes pobres paupérrimas. Realidad bochornosa e inmoral, ética y moralmente insostenible como sociedad de futuro sostenible en el tiempo.
Puesto que despropósitos tan alejados de un reparto equitativo de la riqueza natural comunitaria en un planeta superpoblado son caldo de cultivo para el estallido de guerras salvajes y fratricidas, provocadas y controladas por entidades multinacionales opacas al fisco, cuándo y dónde sus intereses financieros, y la residencia oficial de sus empresas, así lo exigen. Con el agravante de que el arsenal armamentístico atómico nuclear, químico y biológico acumulado por las mismas élites económicas y político militares tradicionales dominantes es de tal magnitud que pueden provocar conflictos internacionales armados, tan rápidos como violentos e irreversibles, capaces de poner fin a la continuidad de la vida en el planeta mucho antes de lo previsto por las fuerzas y leyes naturales. Es obvio que las generaciones del tercer milenio afrontan el reto más dramático de nuestra historia planetaria como especie, pues tenemos la información del saber cultural científico y el poderío económico y tecnológico consiguientes, tanto para reinventarnos como para autodestruirnos.
Personas honestas y competentes, filósofos humanistas e investigadores científicos con visión comprometidas social y culturalmente, llevan décadas dando la alarma ante la encrucijada histórica por la que atraviesa la comunidad internacional. El momento exige una serena, profunda e inaplazable transformación de los sistemas educativos y culturales, socioeconómicos y políticos para reconducir la situación al límite del colapso, provocado por las actuaciones desnortadas del colectivo humano. Ante tal escenario se comprende que Amín Maalouf concluya sus ponderadas y certeras reflexiones -en El desajuste del mundo, 2009- con un ultimátum desesperado al tiempo que mantiene un soplo de esperanza en el futuro: Porque no se trata, únicamente, de organizar una nueva forma de funcionamiento económico y financiero, un nuevo sistema de relaciones internacionales, ni únicamente de corregir unos cuantos desajustes manifiestos. Se trata también de idear sin demora, y aposentar en las mentes, una visión diferente por completo de la política, la economía, el trabajo, el consumo, la Ciencia, la tecnología, el progreso, la identidad, la cultura, la religión, la Historia; una visión adulta por fin de lo que somos, de lo que son los demás y del destino de este planeta que compartimos. En pocas palabras, tenemos que reinventar una concepción del mundo que no sea sólo la traducción moderna de nuestros prejuicios ancestrales [dogmáticos, impositivos… excluyentes] y que nos permita conjurar el retroceso que se anuncia. Todos cuantos vivimos en este extraño comienzo de siglo tenemos el deber -y, más que todas las generaciones anteriores, los medios- de contribuir a esta empresa de salvamento; con sensatez, con lucidez, pero también con pasión e incluso, con ira. Sí, con la ardiente ira de los justos.
Las ambiciosas expectativas que Amín Maalouf detalla, tan clara y explícitamente, pueden quedarse en sueños imposibles de reconducir si el retroceso que anuncian los expertos se enquista irreversiblemente… Pero, también son una llamada a la esperanza de una sociedad que ha conseguido, por primera vez en su historia, el saber científico y el poder tecnológico para lograr un desarrollo equitativo, pacífico y sostenible. Puesto que la excelencia de la información y del conocimiento científicos, junto a los avances socioeconómicos, industriales, informáticos… y telemáticos que aportan progreso y medios socioeconómicos, tecnológicos y de comunicación global instantánea entre los humanos, nunca alcanzados por todas las generaciones anteriores. Avances que permiten tener una visión adulta por fin de lo que somos, de lo que son los demás y del destino de este planeta que compartimos.
Los progresos de la Física nuclear atómica en el conocimiento del todopoderoso, pero divisible átomo, así como de las fuerzas fundamentales las leyes universales derivadas, que regulan la estructura y el funcionamiento de los sistemas naturales en un todo holístico entremezclado, desde los más simples o cuánticos a los más complejos o antrópicos, facilitan información razonable y aportan pruebas observacionales que facilitan reinventar una concepción del mundo que no sea sólo la traducción moderna de nuestros prejuicios ancestrales y conjurar el retroceso que se anuncia. Precisamente, es lo que intenta estimular y facilitar este ensayo reflexivo sobre la historia de la evolución natural del mundo con una pedagogía de apertura mental reflexiva, crítica y respetuosa, en base a unos comportamientos educativos y cívicos, junto a una formación sociocultural de excelencia científica comprensiva global y congruente acerca del mundo: físico-cósmico universal, geoquímico biológico y sociocultural humano en la Tierra. En definitiva, provocar cambios cualificados en conductas, éticas y morales, honestas de las personas con actitudes, valores y comportamientos equilibrados e integradores, que aseguren un futuro estable y sostenible en el planeta.
Como táctica metodológica con el fin de facilitar conseguir metas tan ambiciosas relatamos esta Reflexiva historia de la evolución universal al hilo conductor de 100 apartados con preguntas y respuestas continuadas y entrelazadas, que invitan a la reflexión crítica personal y al diálogo social respetuoso, abierto e incluyente entre las diferentes concepciones del Universo, la Vida y la Humanidad. Las cuestiones que planteamos y sus respuestas tienen continuidad en el tiempo cósmico universal, geológico terrestre… e histórico antropológico. Así mismo, ofrecen explicaciones comprensivas y armoniosas desde la Ciencia al alcance de la fuerza inteligente y consciente que emerge del cerebro humano. Y que, cual soplo de aire fresco estimulan la curiosidad de saber más sobre los misterios de la Naturaleza y las actitudes respetuosas y tolerantes desde cualquier ámbito ideológico político y económico, filosófico y religioso, lugar donde vivimos y comunidad social a la que pertenezcamos. Puesto que el saber científico sobre el mundo natural fluye de una dinámica universal interactiva, equilibrada y equidistante de la conocida ley física mecánica del equilibrio pendular, entre los extremos de acción causal {y/o} de reacción efectiva, que se cumple también en la evolución continua y periódica de todos los sistemas del mundo universal, haciendo posibles el comienzo de unos sistemas naturales {y/o} el final de otros, logrando cambios permanentes y rejuvenecedores, estables y sostenibles de todo en el mundo que conocemos.
Adelantamos algunos binomios de factores antagónicos inestables e insostenibles en cualquiera de sus posicionamientos extremistas pendulares que han hecho, hacen y harán posible la continuidad de la maravillosa evolución del mundo universal, conscientes de que los valores intermedios y sostenibles son los que la Selección natural ha favorecido como soluciones mejor adaptadas a los cambios de los sistemas que conforman la Naturaleza, incluidos los antrópicos más recientes generados por la comunidad humana. Algunos valores de factores binomiales intermedios estables y sostenibles, entre extremos inestables e insostenibles, que aparecen a lo largo de este relato son, por ejemplo: espacio perceptible {y/o} tiempo imperceptible; diseño material estructurado {y/o} energía emergente funcional; períodos inestables de caos {y/o} estables de orden; uniformidad simple {y/o} complejidad diversa; vida vegetativa {y/o} existencia consciente; fotosíntesis hidrolítica autótrofa {y/o} respiración oxidativa heterótrofa; nacimiento inicial {y/o} muerte final de los sistemas individuales; cerebro neuronal estructurado {y/o} consciencia pensante emergente; antipatía sensitiva distante {y/o} empatía emocional próxima; competitividad tribal genética heredada {y/o} altruismo comunitario aprendido; pasión hormonal egoísta {y/o} amor psicoemocional compartido; tiranía prepotente {y/o} democracia equitativa; enseñanza enciclopédica domesticada {y/o} educación crítica liberadora de ciudadanos espectadores pasivos {y/o} actores comprometidos en la evolución natural del futuro, entre la variedad casual aleatoria {y/o} la selección natural necesaria de los sistemas que conforman la Naturaleza… Sobre la que, como individuos humanos, tenemos un protagonismo de granitos de arena insignificantes, pero a la vez somos tan esenciales y determinantes que tenemos la capacidad y el protagonismo de mantener un equilibrio futuro estable entre la seguridad que da la esperanza {y/o} el miedo al fracaso insostenible.
La visión inclusiva e integradora de la evolución natural que ofrece la teoría actual de la Complejidad de los Sistemas naturales, tanto del macro como del micro y del nano-mundo universal, clarifica y facilita que la fuerza de la inteligencia humana descubre y avanza en la visión globalizadora del Universo, de la Vida terrestre en general y de la Humana en particular, armoniosa y coherente, comprometida y adulta en responsabilidades personales, sociales e institucionales locales, nacionales e internacionales… En definitiva, superadora de los atrincheramientos ancestrales, tribales e instintivos, dualistas bipolares e irreconciliables, que las élites privilegiadas tradicionales, antiguas y actuales, ancladas en versiones excluyentes fundamentadas en el retraso, la ignorancia y el dogmatismo autoritario que imponen a las bases sociales, mayoritariamente, sometidas y atemorizadas.
Denunciamos planteamientos educativos culturales y de formación oficial tradicionales erróneos e irreconciliables que fomentan extremos opuestos y excluyentes para resolver los problemas sociales, políticos y económicos. Por ejemplo: conmigo [o] contra mí], blanco [o] negro, equivalentes al sí [o] no, o bien al todo [o] nada, a la hora de negociar proyectos comunitarios; izquierdas [o] derechas, en la jerga intelectual informativa y formativa del pensamiento sociopolítico; cuerpo material y mortal [o] alma espiritual e inmortal, en el caso de ideologías religiosas, filosóficas trascendentes o espiritualistas; buenos [o] malos, dilema propio de los nacionalismos tribales y excluyentes del signo que sean… y guerra [o] paz, como solución para resolver los conflictos que surgen en los sistemas antrópicos sociales, culturales, económicos, políticos… o religiosos.
La información teórica y las soluciones prácticas excluyentes del pensamiento tradicional radicalizadas en posicionamientos extremos totalitarios, impositivos y dogmáticos para resolver problemas personales y sociales comunitarios han quedado arcaicas y obsoletas con la visión que ofrece el saber científico sistémico contemporáneo respecto al origen y evolución del mundo universal como también del terrestre antropológico actual. Por ejemplo, en el caso de la guerra infernal, como solución entre colectivos humanos enfrentados en disputas es la más simple, injusta e inestable, pero también la peor de todas las soluciones posibles… Ya que, unos pocos privilegiados avasallan a la gran mayoría explotada a la que eliminan por la fuerza bruta de las armas más letales al alcance cuando interesa a unos pocos. En el extremo opuesto ideológico pendular, la paz angelical es la solución utópica más compleja y difícil, puesto que implica que todos deben estar de acuerdo en todo al cien por cien, cosa que es un ideal loable pero imposible en la realidad de la Naturaleza universal.
Por tanto, para superar planteamientos extremistas antagónicos utópicos e ideologizados, es necesario estimular y potenciar, a edades muy tempranas, la cultura del diálogo respetuoso y del consenso social para llegar a pactos con soluciones equilibradas y estables en la línea del wind-wind, es decir en la búsqueda de la mejor solución para todos, empleando la sabia expresión cultural anglosajona. Precisamente, constatamos que esta ha sido, y es, la manera de actuar la Naturaleza en la evolución de los sistemas que la componen por el proceso o ley general de la Selección natural que interviene de agente negociador necesario y neutral favoreciendo las soluciones más estables y sostenibles en cada momento y lugar concretos y reales, o sea, las que se adaptan mejor a los cambios de las condiciones ambientales, entre las diversas opciones que aspiran ser elegidas. Es decir, que la ley de Selección natural es sabia y democrática puesto que beneficia siempre la simbiosis o asociación negociada y equilibrada de las partes interesadas en competir bajo la vigilancia de las fuerzas y leyes de la Naturaleza… Como predijo Darwin en el caso de la evolución de los sistemas biológicos: No es la más fuerte de las especies la que sobrevive, ni la más inteligente, sino aquella que responde mejor a los cambios.
El caso del linaje humano es muy especial y esperanzador, porque somos los únicos seres sabios y docentes, todo a la vez y al mismo tiempo. Es decir, protagonistas capaces de enseñar y de aprender. Es decir, transmitir información y conocimientos formativos, actitudes morales, valores éticos y comportamientos sociales, culturales y emocionales de excelencia sistémica inclusiva, equilibrada y respetuosa a la presente y futuras generaciones, teniendo en cuenta la experiencia histórica de las pasadas. Por tanto, la posibilidad necesaria de reinventar la concepción del mundo natural pasa porque el cuerpo social ciudadano sea dotado de una educación cívica abierta a la realidad y de una formación cultural basada en el pensamiento crítico-histórico y científico-sistémico. De modo que el sistema inmunitario social antropozoico genere anticuerpos capaces de curar enfermedades sociales como: la corrupción política y económica; la violencia racial y machista; los nacionalismos excluyentes e insolidarios; las ideologías únicas e impositivas; … y la segregación de clases socioeconómicas bipolares entre élites ricas-riquísimas [o] masas pobres-paupérrimas.
Sin embargo, históricamente, hemos hecho todo lo contrario ya que la causa principal y más significativa de la incierta y peligrosa situación por la que atraviesa la Humanidad se debe a que, durante demasiado tiempo, los poderes tradicionales han dado la espalda a la Ciencia y a los estudiosos de la Naturaleza que, en algunas culturas y épocas, incluso han sido perseguidos, torturados… y eliminados. El argumento sale reforzado en negativo, porque es reversible en el sentido de que la comunidad científica, en su mayoría hasta hace escasas décadas, ha cometido el mismo error al considerar que sus estudios y descubrimientos no tenían nada que ver con la visión crítica, adulta y coherente de la realidad cotidiana y con la manera de entender la vida y de comportarse los seres humanos con sus semejantes. Actitud valorativa muy diferente a la expresada por Amín Maalouf, con quien nos identificamos, cuando reconoce que: Todos cuantos vivimos en este extraño comienzo de siglo tenemos el deber -y, más que todas las generaciones anteriores, los medios- de contribuir a esta empresa de salvamento; con sensatez, con lucidez, pero también con pasión e incluso, con ira. Sí, con la ardiente ira de los justos.
Es decir que la principal tarea de la nueva era antropológica globalizada, en cuyos inicios nos hallamos, pasa por educar y formar a las nuevas generaciones superando el miedo, la pobreza, la ignorancia y el dogmatismo impositivo consiguiendo formar sociedades humanas reflexivas, críticas y libres, que se comporten como ciudadanos adultos honestos, responsables y emocionalmente respetuosos y comprometidos. Horizonte de excelencia cívica cultural capaz de reinventar una concepción del mundo que no sea sólo la traducción moderna de nuestros prejuicios ancestrales y nos permitan conjurar el retroceso que se anuncia, pues hay tiempo para la esperanza de renovarse como personas en vez de autodestruirse. Antonio Muñoz Molina -en Todo lo que era sólido, 2013- recuerda con insistencia en el caso puntual de la transición democrática española: Hace falta una serena rebelión cívica y cultural… Al tiempo que urge con premura a las presentes y futuras generaciones, cuando afirma: ¡Hay cosas que son inaplazables y que deben cambiar!